Ya han pasado algunas semanas desde las elecciones. Izquierda Unida aparece como el gran perdedor de las mismas.
Izquierda Unida ha sido la tercera fuerza más votada, con 960.000 votos, pero ha quedado como la sexta fuerza en representación, obteniendo sólo dos escaños.
Hay algo que no funciona en la ley electoral y que deforma todo el proceso.
Con 960.000 votos, un 3,8% del total, IU tiene dos escaños, un 0,5% del total.
Si el sistema fuese proporcional, hubiera obtenido 14 escaños. Es decir, siete veces más de lo que ha obtenido.
Las comparaciones no hacen sino abundar en esta perversión. Cada escaño de Izquierda Unida les ha costado 481.000 votos, mientras que al PSOE, cada escaño le ha costado 65.000 votos, y a EAJ-PNV, 50.000 votos. De lo que se deduce que los votos de los votantes del PSOE valen 7 veces más que los de los votantes de Izquierda Unida, y los de los votantes del PNV, nueve veces y media más.
Si al PSOE le hubiera costado igual que a Izquierda Unida conseguir cada escaño, sólo hubiera obtenido, 23 diputados!
Una cosa es evitar un sistema proporcional puro, evitando que los partidos sólo busquen votos en las grandes provincias, implantando algún tipo de corrección. Pero esta corrección no puede ser de siete a uno. A la vista de estas proporciones, sólo se puede afirmar que el sistema electoral actual pervierte la democracia, ya que le dice claramente a los votantes de un partido nacional minoritario que sus votos van a ir a parar a la basura.
El actual sistema sólo fomenta la existencia de dos grandes partidos nacionales y de partidos concentrados en un ámbito espacial reducido, como son los autonómicos.
Evidentemente, PP y PSOE difícilmente arreglarán esta situación, ya que son los principales favorecidos, pero no es de recibo que sigan cantando la fiesta de la democracia mientras secuestran doce escaños.
2 d’abr. 2008
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